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Hilda nació en un territorio gobernado por los alemanes hasta 1919. Era profesora y pintora, se casó con Franz Kusserow y se mudó al oeste de Alemania antes de la Primera Guerra Mundial. Allí dio a luz a once hijos y se hizo Testigo de Jehová. En 1931 el hogar de los Kusserow en la pequeña ciudad de Bad Lippspringe se convirtió en el centro de la congregación de los Testigos de Jehová.
1933-39: Los nazis registraron nuestra casa en repetidas ocasiones debido a que nuestra familia demostraba públicamente su devoción inquebrantable a Jehová. A pesar de la proscripción, seguí activa en la obra misional. En 1936 me arrestaron y me encarcelaron seis semanas. Cuando me liberaron, seguimos celebrando en casa reuniones para estudiar la Biblia, incluso después que mi marido fuera encarcelado. En 1939 la policía me quitó a mis tres hijos más pequeños para "reeducarlos" en hogares de acogida.
1940-44: Ejecutaron a dos de mis hijos por negarse a servir en el ejército alemán. Mi marido regresó a casa el 16 de agosto de 1940. Como continuamos celebrando estudios bíblicos, me arrestaron en abril de 1941, junto con mi marido y mis hijas, Hildegard y Magdalena. Me condenaron a dos años. Cuando cumplí la sentencia, me dijeron que podría irme a casa si firmaba una declaración en la que renunciaba a mi fe. Me negué y me deportaron al campo de concentración de Ravensbrück, donde me reuní con mis dos hijas que ya llevaban allí un año.
Los soldados rusos liberaron a Hilda y a sus dos hijas durante la marcha de Ravensbrück. Cuando terminó la guerra, regresaron a Bad
Lippspringe. |
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